Una agencia de publicidad fundada por un argentino lanzó una campaña en TV y un sitio en la Web para promocionar una localidad española de sólo 12 habitantes. Miravete de la Sierra, en la provincia de Teruel, comarca del Mastrazgo, España, era un pueblo donde nunca pasaba nada. Hasta que la agencia de publicidad fundada por el argentino Pablo Alzugaray lo eligió para hacer una campaña que consistía en convertir a un pueblo desconocido en un destino "privilegiado, reconocido y famoso". Lo logró diseñando un portal web moderno, interactivo y muy divertido (http://www.elpuebloenelquenuncapasanada.com). Convirtió de esta manera a sus doce habitantes en objetos de culto, al punto que los internautas se puede comprar souvenirs de estos "abueletes", como les llama Alzugaray, convertidos en personajes. Se venden réplicas de los habitantes, por ejemplo, que se lo toman con humor. "El acontecimiento más grande del año", bromean en el sitio, fue el cambio de corte de pelo de Angel. "Fue un trabajo en equipo. Buscábamos un pueblo desconocido, pequeño, pero con encanto. Cuando llegamos a Miravete, nos convenció esa gente fantástica, que abrazó la idea enseguida", contó el argentino a Clarín, 39 años, 19 en España. Esto fue hace menos de cinco meses. El 8 de setiembre lanzaron cuatro comerciales en canales temáticos, protagonizados por los habitantes del lugar, y Miravete explotó. "Le diseñamos a ese pueblo minúsculo una web con reservas online, merchandising del pueblo y también le dimos una dimensión social, como poder hacer donaciones para restaurar una iglesia del siglo 16. En tres días tuvimos 50 mil visitas en la Web, y el pueblo lleno de turistas y periodistas. Nos desbordó". Además de vender las réplicas de sus 12 ahora famosos habitantes, a 180 euros, también se pueden comprar tejas, a 10 euros, para el templo gótico renacentista, en estado precario. De esta manera pusieron el acento en uno de los problemas de la región, la despoblación. "Muchos pueblos la sufren, y la región del Maestrazgo es una de las más pobres del país". Para los turistas, el pueblo de casas de piedra y duros inviernos cuenta por ahora con dos locaciones: la casa del cura y otra más. En el sitio de la Web, uno de sus habitantes invita a hacer un recorrido virtual con esta frase que describe el pueblo: Acá, dice, "el tiempo no pasa ni adelantando la hora".

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